IMPORTANTE

Yo no soy la protagonista de la historia, tome el nombre de ella, no le di el nombre por mi. Además no soy la única autora, esta historia fue escrita en colaboración con mis dos grandes amigas Fama y Oro. Queda totalmente prohibida la copia o reproducción parcial o completa de esta sin el premiso explicito de alguna de las autoras.

martes, 9 de junio de 2009

Capitulo 3

Aztoa miro a su alrededor después de dar una cabezada, la mayoría de sus compañeros escuchaban música, o dormían, era temprano y estaban tranquilos, por el momento…
-{Hungría}- pensó- {me hubiera gustado mas Italia o Francia, pero tampoco está mal}-
Entonces sonó un teléfono:
-Mi madre- dijo Faam, lanzando una sonrisa picaresca a sus amigas. –Sí mama, no te preocupes, sí, lo llevo todo. Pues dentro de unos minutos llegaremos al aeropuertos, vale, vale, venga adiós, besitos –. Y mientras pulsaba el botón para cortar la comunicación apoyaba la espalda en el asiento.
-¿Ya estamos llamando a la familia?- dijo Arae en tono sarcástico.
-Muy graciosa- respondió la implicada sin moverse de su posición.
Ninguna de ellas volvió a hablar.
{Que pesadez de autobús} pensó Aztoa, cerro los ojos y se sumergió en la canción que brotaba de los cascos de su mp4.
Al cabo de un rato llegaron al aeropuerto. Cuando bajaron del autobús todos estaban un poco adormilados, recogieron sus maletas y entraron en el gran edificio que se levantaba ante ellos, era inmenso. Siguiendo a los profesores consiguieron llegar hasta la cinta, donde facturaron sus pesadas maletas, seguidamente pasaron por el detector de metales, donde el profesor de ciencias tuvo que pasar tres veces, pues llevaba unos zapatos con adornos de metal, los cuales eran detectados por ola maquina haciendo que esta produjese un desagradable pitido, afortunadamente todo quedo en un divertido incidente.
Después pasaron a una sala de espera hasta que abrieron su puerta de embarque, desde allí se veían los aviones.
-¿y hay que subirse en eso?- dijo Aztoa mirando a sus compañeras con cara de duda mientras apuntaba con sus dedo uno a uno de los aparatos.
-Hombre, te puedes ira andando- sugirió Arae de forma irónica.
-Que chispa tiene esta niña- dijo un compañero acercándose a ellos, era Marcos, un muchacho no muy alto, moreno y de ojos marrones claros, el empoyon de la clase pero buena gente.
-Marcos haznos un favor, y equivócate de avión- soltó Arae al recién llegado.
-Ve que mi presencia no es bien recibida-
-Si que eres listo, si – continuo Aztoa, el muchacho se marcho.
-No me cae mal- dijo Faam mirando hacia el lugar por donde se marchaba el chico –pero…-
-Si, te entendemos- continúo Aztoa.
-Es esa sensación que desprende, ¿verdad?- concluyo Arae, sus compañeras asintieron.
Cuando la puerta de embarque estuvo abierta todos se colocaron delante de ella, y fueron pasando uno a uno mientras la señorita con pañuelo y una sonrisa que parecía sujeta con alfileres les deseaba un buen viaje.
Subieron al aparato y buscaron sus lugares, pudieron sentarse las tres juntas. A Aztoa le toco ventanilla, se relajo en su butaca, a causa de los tranquilizantes que se había tomado para llevar bien el viaje, y fue observando como poco a poco la tierra empequeñecía, pensó entonces que le recordaba a una casa de muñecas, y se planteo si toda su vida seria como un juego en manos de un ente superior que la controlara a placer , inmersa en estos pensamientos se fue sumiendo en un profundo sueño, el viaje era largo, y tenia tiempo para recuperar todas las hora de sueño perdidas a causa de los exámenes.
Mientras tanto sus compañeras de fatigas charlaban tranquilamente en los asientos contiguos, aquella gran excursión las emocionaba y hablaban apresuradamente con la sonrisa dibujada en sus rostros, gesticulando exageradamente, imaginando las aventuras, las anécdotas, las personas, los lugares que les aguardaban en ese país que únicamente conocían por imágenes, historias, reportajes de televisión, y disfrutando de la maravilla que es surcar los cielos como si fueran totalmente libres.
El viaje transcurrió sin problemas, había bastante ruido, pues la gente ya estaba mas despierta y todos hablaban muy alto y algunos incluso cantaban. Sin embargo todo esto no interrumpía el profundo sueño de Aztoa, que descansaba tranquilamente.
Cuando despertó comprobó que su sueño había sido muy largo, la tarde estaba y entrada y dentro de un par de horas llegarían a su destino. Miro un momento por la ventanilla –{¿Cómo e podido subirme aquí? , con el miedo que me da despegarme del suelo}-
-¡Aztoa!- la llamo Faam al darse cuenta de que había despertado –por fin dormilona-
-¿Por qué no me habéis despertado?- pregunto mientras se desperezaba.
-Si claro, y sufrir las consecuencias, como si no te conociésemos, el último que lo intento acabo con una zapatilla en la frente- dijo Arae escenificando cada palabra que salía de su boca.
-Me siento mal- resopló Aztoa mientras su rostro palidecía.
-¿Será por la presión?- pregunto Faam.
-Puede ser pero no estoy muy segura- concluyo Arae.

Aztoa volvió a dormirse y poco a poco fue recuperando su color natural. Cuando abrió sus bellos ojos miel, casi dorados, se encontró con que sus amigas la miraban fijamente.
-¿Te encuentras mejor?- dijo Arae con cara de preocupación.
Aztoa asintió con la cabeza.
-Ya hemos llegado, tenemos que bajar- continuó Faam.
Cuando todos tenían sus maletas y los profesores habían dado las órdenes pertinentes para organizarse de forma adecuada, se lanzaron a los calles. Encontraron mucho más de lo que esperaban, una ciudad preciosa, con un toque de misterio y magia que las dejo atónitas; -{Si la belleza tuviese un nombre se llamaría Hungría}- pensaron al posar sus ojos sobre la puesta de sol que las recibía.

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