IMPORTANTE

Yo no soy la protagonista de la historia, tome el nombre de ella, no le di el nombre por mi. Además no soy la única autora, esta historia fue escrita en colaboración con mis dos grandes amigas Fama y Oro. Queda totalmente prohibida la copia o reproducción parcial o completa de esta sin el premiso explicito de alguna de las autoras.

miércoles, 10 de junio de 2009

Capitulo 4

Los niños se sentaron en sus sitios, eran pupitres de madera, se notaba de sobra que tallados a mano, bastos y antiguos como el resto de las instalaciones de la clase, el colegio sólo contaba con esa habitación , era un edificio de barro, con pocas comodidades, al igual que las demás casas de la aldea.
La profesora pidió un poco de orden y silencio, y después de pasar la vista sobre todos los alumnos comprobó que no faltaba nadie, era situación era extraña pues era un pueblo pobre y siempre algún niño o niña tenían que faltar a clase para ayudar en casa, se levantó y se situó frente a sus discípulos.
-Bueno- comenzó- hoy hablaremos de la historia de Quarber, nuestro planeta. Ya sabéis que nuestro mundo se compone de cuatro continentes: Falud, el más grande, con sus bonitos edificios bañados por los rallos del sol, todo parece hecho de oro, por esto recibe el nombre del Imperio dorado. En el centro encontramos Amved, totalmente cubierto por sus plantas y árboles, los cuales parecen vivos, es tanta la vegetación y tanta su espesura, que los Nings, esos animalitos azules del tamaño de la mano de un adulto, que saltan de árbol en árbol para trasladarse no tienen ningún problema para cruzar el continente de un extremo al otro, por lo que lo llamamos el Imperio del Mar Verde. Y por último Locesad, caracterizado por sus oscuras noches, el intenso brillo de sus estrellas, y el extraño resplandor de sus aguas, a este se le conoce como el Imperio de La Noche Estrellada.
Cada Continente estaba gobernado por un emperador el cual mantenía una estrecha relación con los elementos de la naturaleza en su Imperio, y esto hace que sea el continente el que escoja a su gobernador, y no el gobernador al imperio- tosió, hizo una pequeña pausa y prosiguió- Este es un don que pasa de padres a hijos, de tal forma que estos imperios han estado gobernados siempre por familias, aunque no se sabia cual de los hijos del monarca heredaría dicho don.
Y luego estamos nosotros, bueno el lugar en que habitamos, La Tierra Neutra, donde antaño se reunían los tres emperadores para tomar las decisiones comunes a todo el planta, una tierra que no estaba gobernada por ningún emperador, y sin embargo dirigida de cierta manera por los tres haciendo que los elementos naturales de cada Imperio se mostrasen unidas en nuestro continente, es decir , la vegetación era abundante, el sol brillaba con fuerza y por las noches las estrellas iluminaban el cielo. Fue la época dorada de Quarber, todo era paz y tranquilidad, y los emperadores gobernaban con sensatez, justicia y sencillez, les encantaba mezclarse con el pueblo, y pedían que se les hablase de tu.
De repente un muchachote 12 años se levanto, su pelo oscuro y corto dejaba ver unos ojos violetas, cuando hablo su voz sonó temblorosa de rabia:
-Tiempo magníficos, si, pero pasados, porque desde que fuimos dominador por Mayen o como algunos la llaman La Dama de las gemas todo cambio. Los emperadores junto con sus familias desaparecieron, algunos dicen que se salvaron, ero lo más probable es que estén muertos, con ellos los imperios también morirán, se están debilitando, Falud hace meses que apenas ve el sol, en Amved se están secando las plantas, Locesad tiene cada vez menos estrellas, y en la tierra neutra… de nuestra querida tierra mejor ni hablar- golpeó la mesa con ambas manos, y levantó la cabeza dejando sus bellos ojos bien a la vista- porque se esta muriendo, si no esta muerta ya, hace tiempo que las ultimas plantas se marchitaron, mucho mas que no se ve una estrella y los rayos del sol llegan menos k a cualquier lugar, y todo gracias a esa mujer con cara de mono , y a esa tres hijas suyas que quiero hacer pasar por emperatrices-

En ese momento la profesora se levanto golpeo la mesa y grito:
-bata, ya es suficiente-
Se quitó las gafas que tapaban su rostro algo estropeado por el clima desértico en el que habitaban, y se masajeo las sienes.

-Tampoco es tan malo- dijo un muchacho moreno, de pelo alborotado y gafas – La Dama de las gemas nos deja vivir en paz si no la molestamos, no es mala, ni tiene cara de mono.

En ese momento una chica rubia y pecosa, también de doce años, se levanto y dirigiéndose a su compañero que pretendía seguir con su discurso de defensa; le reprendió:

¿Pero de que vas Aron? ¿Vivir? Lo que esa mujer nos deja no es vivir si no subsistir, que no lo sepan ellos, bueno- señalo a los compañeros de clase más pequeños, pues el aula esta ocupada por alumnos de cinco a doce años – pero tú que eres de los mayores tendrías que darte cuenta de cómo están las cosas.

La profesora recupero la palabra. –Bueno ya está bien de discusiones, tenéis un par de minutos para descansar que el ambiente está muy cargado.
-Gracias Naidí- susurro el muchacho de ojos violetas a la chica rubia.
-No hay de que Caix, solo he dicho lo que pienso, además el cretino de Aron me saca de quicio- le dirigió una dulce sonrisa y sus ojos fucsia brillaron.

De repente el alboroto ceso y una sombra apareció en la puerta. La profesora Kimós lo reconoció al instante, la boca se le quedo seca, no podía articular palabra, pero derroto a la parálisis para decir:
-¡Júgik!
En ese momento una figura se abalanzó sobre el recién llegado aferrándose a el enérgicamente.
-Hermano ¿Dónde has estado?- Caix hablaba apresuradamente contenido las lagrimas y sin soltar al muchacho que correspondía a su abrazo.
-Bueno, ya sabes, los militum somos errantes, un viajecito de nada- respondió en un intento de quitarle importancia.
-Júgik ya so mayor- continúo el otro dando a entender que no se creía la excusa.
-Por eso mismo estoy aquí- y con una amplia sonrisa poso su vista en la maestra, que lo miraba si llegar a reponerse de la sorpresa. –Profesora Kimós vengo a buscar a los nuevos militum.-
Kimós sonrío con nostalgia, -Sabia que no tardaríais en venir a por ellos-
Júgik saco un papel del bolsillo y se dispuso a decir el nombre de los chicos que habían superado las pruebas para formar parte de los militum, estas pruebas eran ancestrales, todos los miembros las habían pasado, la vida de estos guerreros era dura, y antes de que los niños formasen parte de ella tenían que asegurarse de que estaban preparados, normalmente un militum entraba en la guerrilla a los doce años, durante los siguientes ocho formaba parte de ella, y luchaba siempre que fuera preciso, cuando cumplían los veinte años solían abandonar la batalla y volver a la aldea, allí se establecían, algunos se casaban y tenían hijos, y esos niños serían los que al cumplir la edad adecuad seguirían los pasos de sus padres. Eso era o corriente, pero en algunas casos como el de maestro Kenta todo era diferente, este entro en los militum a los diecisiete años cuando acabo sus estudios y aunque ya tenia 40 seguía formando parte de la guerrilla como profesor de los chicos. Esotas admiraban, porque el había dedicado su vida a los militum y a luchar por la libertad.
Cuando Júgik tosió para comenzar a normar a los nuevos miembros a clase entera se revolucionó. Incluso los más pequeños estaban ansiosos porque llegara pronto ese día en el que les anuncias su nombre como nuevos militum. Uno de los niños, de año de apenas 6 años se levanto, y acercándose discretamente a Kimós le pregunto:
-Maestra, ¿y nosotros cuando vamos?-
Ella lo miro y sonrió de forma triste
-Muy pronto Poul, muy pronto, pero ahora es el momento de los mayores- El pequeño la contemplo unos instantes y se sentó, sus ojos azules brillaban intensamente, le dirigió una mirada orgullosa a su hermano mayor, estaba seguro de que sería elegido.
-Ya empiezo- anuncio Júgik, y todos quedaron en silencio esperando con impaciencia. La profesora ajustó sus gafas tan nerviosa como ellos, a los que había visto crecer, al igual que vio crecer a Júgik y a su generación y a tantos otro militum que habían vivido ese mismo momento. El pelo le caía en largor bucles por la espalda, lo recogió en una coleta, mientas pedía a su antiguo discípulo que continuase.
-Caix, bueno estás elegido- La cara del chico, que aun se encontraba junto a su hermano se le ilumino la cara. Él ya lo esperaba, puesto que su hermano lo era, y su padre también lo había sido, pero saberse seguro de ese honor como siempre había soñado lo embargaba de emoción. Júgik e dio un golpecito en la espalda en señal de apoyo y siguió con su lista.
-Urkes, felicidades, tus pruebas han sido muy buenas-
Un chico moreno, de ojos negros se levantó. Era serio y misterioso, su rostro no mostró expresión alguna cuando recibió la noticia, simplemente se levanto y se dirigió a la puerta, donde apoyó la espalda.
-Bartuel tu eres el siguiente- Los ojos amarillos del nombrado brillaron con una fuerza explosiva, y tras unos segundos de mudez reacciono gritando de alegría. –Os lo dije chicos, lo sabía. Mi padre estará tan orgulloso de que siga sus pasos-. Y se acerco a Caix que se había acomodado junto a Urkes.
-Rudil, enhorabuena muchacho-
Poul no se lo pensó se levanto y comenzó a gritar lo buen militum que seria su hermano.
-Veo que tienes un seguidor de los buenos- dijo Júgik mientras observaba al pequeño que estaba totalmente emocionado.
Rudil se levanto enrojecido y con una tímida sonrisa se acerco a su hermano y lo abrazo.
-Siempre tienes que dejarme en ridículo- susurro separándose del pequeño y provocando la risa de los que había escuchado el comentario.
Cuando Rudil llego junto a sus compañero intercambio un fuerte abrazo con Caix, mientras ambos pensaban: {Lo conseguimos}
Los dos chico eran amigos desde pequeños y eran inseparables. Cuando el abrazo termino Caix le dio una colleja a Rudil, el cual se coloco a su lado.
Sonriente Júgik prosiguió. –Onem bien venido-
Pero esta vez nadie se movió de su sitio, y los murmullos se hicieron más fuertes, mientras todos miraban hacia una esquina del aula, donde una mano se alzaba de forma tímida.
-¿si?- pregunto el militum mientras señalaba a dicha esquina.
-El otro día sufrí una caída – El miedo se reflejaba de forma clara en el rostro de un chico de pelo castaño y rizado, sus ojos grises estaban inquietos y se posaban momentáneamente en su otra mano a cual estaba vendada.
-No te preocupes Onem. Vendrás con nosotros, las Caces pueden curarte eso en un abrir y cerrar de ojos.
-¿Las Caces?- pregunto Onem sorprendido.
-Las Caces son unas chicas de 18 años que dominan la propiedades de la tierra, el fuego, el agua, y el aire.- dio por toda respuesta un chico de pelo plateado, cortado a media melena, sus ojos eran de un naranja muy oscuro.
-Aron- exclamo sorprendido Júgik –precisamente contigo quería hablar ¿Por qué no has querido realizar las pruebas?-
-Esta claro ¿no?- dijo en un tono sarcástico mientras arqueaba las cejas. –NO quiero ser un “militum”- y dio a la última palabra un tono despectivo.
Para Júgik esto fue como un jarro de agua fría. Nunca antes un chico había rechazado a oportunidad de formar parte de ese grupo.
-Me gustaría que habláramos de esto con más calma-
-¿Por qué?- pregunto el chico- ya lo tengo claro.
-Esta bien Aron.- termino el guerrero con resignación. -¿Pero me pregunto como conoces a las Caces?-
-Soy un alumno aventajado- respondió algo más relajado.
Júgik lo observo un momento. Debía de faltarle poco tiempo para cumplir los 13 años. Iba de listo por la vida y presentaba un interésate atractivo. Un chico como él sin duda habría querido ser un guerrero, pues seguramente sus cualidades físicas serían incomparables, pero para ser un verdadero y autentico militum hacia falta más que fuerza y vigor, la valentía, la comisión, el respeto y la humildad eran imprescindibles, y ese chico no era portador de dichas cualidades.
-He de marcharme ya, no pudo perder el tiempo, las cosas en Quarber no esta precisamente como para hacerlo- dijo Júgik a la profesora kimós en voz baja.
La clase estaba alborotada; pequeños grupos rodeaban a los recién elegidos militum a excepción de Urkes que continuaba junto la puerta, y Caix que miraba preocupado a su hermano, al cual veía muy desmejorado.
-Bien, he comprendido que eres lo suficiente maduro como para que puedas ser un guerrero- le dijo Júgik mirando seriamente a los ojos de aquel niño que siempre la había admirado, y que el siempre había protegido.
-Estoy preparado – añadió mientas dos lágrimas como puños a causa de la emoción rodaban pos sus mejillas, sabía que seria duro pero tenia mucha ilusión.
-Eso espero que estéis preparados, porque volveré pronto para llevaros a vuestro nuevo hogar- zanjo Júgik mientras que les daba la espalda y se dirigía hacia la puerta.

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