IMPORTANTE

Yo no soy la protagonista de la historia, tome el nombre de ella, no le di el nombre por mi. Además no soy la única autora, esta historia fue escrita en colaboración con mis dos grandes amigas Fama y Oro. Queda totalmente prohibida la copia o reproducción parcial o completa de esta sin el premiso explicito de alguna de las autoras.

jueves, 11 de junio de 2009

Capitulo 5

Faam estaba sentada encima de la cama, vestía un llamativo pijama amarillo, Aztoa, Arae y Laura, dormían plácidamente en sus respectivas camas. Laura era una compañera de clase, a la cual le había tocado dormir en la mima habitación que ellas. El hotel era una maravilla, estaba dotado de la más avanzada tecnología, el diseño era moderno y la calidad del servicio inmejorable.
Aquel primer día había sido agotar y las visitas a el Museum of Fine Arts y al Franciscan Church dejaron agotados y fascinados a todos.
-Una ducha me vendría bien- pensó mientras se levantaba, cogía ropa limpia y se dirigía al baño.
Estaba acalorada y aquella agua le supo a gloría al sentirla sobre su piel, necesitaba quitarse del cuerpo ese sudor que la atacaba y aquella era la mejor forma.
De repente alguien golpeó la puerta, obligándola a volver a la realidad.
-Faam, ¿Qué estas haciendo a estas horas? ¿Estas loca?- susurro Arae
-¿No puedo darme una ducha?- respondió Faam observando como sus amigas entraban a hurtadillas en el baño.
-Sí que puedes, pero no es muy normal que lo hagas a las cuatro y cuarto de la madrugada- la reprendió Aztoa que aun con los ojos cerrados se a poyaba tambaleándose en Arae.
-Vale, vale, perdón- prosiguió bajando la voz para no despertar a Laura- Pero lo necesitaba tenia una sensación muy extraña, y tuve que hacerlo.
-Bueno ¿Sabéis lo que os digo?- interrumpió Arae.
-¿Qué?- preguntaron las otras al unísono.
-Pues que me voy a dormir, buenas noches- se giro y se encamino hacia el dormitorio mientras su camisón violeta se contoneaba con el moviendo de sus pasos.
-Está siempre igual – río Aztoa- y nosotras deberíamos hacer lo mismo.
-Tienes razón, ve tú, yo recojo y te sigo-
-Vale-
Cuando Faam entró en la habitación encontró a Laura que seguía en su cama y apenas se había movido, pero no vio ni rastro de sus otras amigas, extrañada salio al pasillo, y al no verlas no puedo evitar asustarse, el pulso se le acelero, las manos le sudaban, y no conseguía pensar con claridad, en ese momento todas su angustia desapareció, y comenzó a oír una dulce voz que la llamaba, la atraía y le mostraba el camino que debía seguir, mientras su cuerpo se relajaba por completo, y sus movimientos se hacían lentos, rítmicos y cautelosos, con cada paso que daba se acercaba mas a la voz, esa voz que le era tan familiar. Finalmente llegó a un salón, todo era tan moderno como en el resto del hotel, pero tenía algo especial. La voz le indico que se acercase a un mueble que había junto a una ventana triangular.
-Abre el mueble, no tengas miedo- continuo el dulce sonido.
-¿Ves ese joyero?, ¿Verdad que te gusta?, tómalo entre tus manos- El contacto con el cofrecito metálico le provocó una leve descarga eléctrica, se giro sobre si misma y su pijama se rasgo levemente al quedar enganchado en el mueble, pero ella no se percato.
-Abre el cofre- le ordeno la voz.
Justo cuando lo abrió su entorno cambio, el cofre desapareció de sus manos, el salón se transformo en una habitación, sin ventanas, pero en la cual brillaba una tenue luz verde, en esta habitación se encontraban Aztoa y Arae qué la observaban con rostros inexpresivos.

Faam se levanto sobresaltada, miro a su alrededor y vio que todas estaban es sus camas, respiro aliviada y miro el reloj, faltaba hora y media para que tuviesen que levantarse, se dio la vueltas y siguió durmiendo.

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